La sentencia del cuerpo es inevitable y lo que nos rodea exige un esfuerzo mayor al que va minando al organismo.
Los adultos mayores son muchas veces menospreciados y tenemos que hacer proezas para que nos vean como un ser útil que siente y que piensa como cualquiera.
Sabemos que las dolencias físicas van apareciendo inevitablemente y tenemos que combatirlas y también sabemos que a nivel neuronal nos sentimos con energías que nos permiten reflotar. La imaginación, los sentidos, las fantasías, los sueños nos permiten vivir momentos que todavía podemos plasmarlos.
Si hay algo que nos mantiene jóvenes es disfrutar de lo que nos queda por vivir, si lo hacemos con otra persona que responde a lo mismo, cuanto mejor, dos mentes que se unen son alimento diario que reconforta el cuerpo y diluye las penas.
Debemos tener un ocaso libre, fresco, deseoso, intenso. Debemos proyectar lo que interiormente sentimos y nos alienta.
Compartir es lo mejor que nos puede pasar en éste tramo hacia la finitud.
Heidi Rótulo de Arnedo
Sgo del Estero, Nov.del 2012.
Argentina